Hace algún tiempo, esta señora (ajena completamente al congreso) era la vocera del APRA, una organización que supuestamente junta víctimas de la violencia en el sur, aunque más bien es una secta de ultraderecha racista y fanática.
Un día, no se le ocurrió nada mejor que llamar a sus fanáticos a ir con palos a la Muni de Curacautín, esto para protagonizar una batalla campal con personajes de la etnia Mapuche
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